martes, 2 de mayo de 2017

Taller de autodefensa

Hoy en día, volver a casa sola y tarde, se convierte en un acto revolucionario.

Transgredir todas las alarmas del "te puede pasar algo", es una reivindicación de que el miedo a la violación o la violación en si misma, no nos va a encerrar en casa.

Que somos libres de movernos en el tiempo y el espacio.

La sociedad piensa que la superioridad del violador es simplemente física, pero esto no es cierto, está avalado para cometer ese acto por esa misma sociedad.

A las mujeres no se nos prepara para defendernos, ni a golpear, ni a agredir. Se nos enseña la delicadeza, a evitar el peligro y "ser buenas chicas". Porque si eres una buena chica nunca te pasará nada malo.

Por eso reivindicamos la autodefensa feminista. No vamos a esperar una vez más a que vengan a salvarnos (y menos instituciones tan marcadamente machistas como la policía, la judicatura, o la guardia civil), lo vamos a hacer nosotras. Y usaremos nuestra agresividad, rabia, capacidades e inteligencia para hacerlo.

A las mujeres desde pequeñas, se nos niega la rabia, la fuerza y la agresividad, parece que es patrimonio de los hombres, pero es una reacción natural ante el peligro o la amenaza. La vulnerabilidad e indefensión aprendida de las mujeres nos deja desvalidas y nos impide ser seres autodeterminados y libres, dueñas de nuestro destino. La autodefensa es todo lo que nosotras podemos hacer para tener el control de nuestras vidas y que estas sean seguras en todos los aspectos. Es invertir el rol que el sistema nos ha asignado en situaciones en las que deberíamos representar el papel de víctimas.

La autodefensa feminista va más allá de aprender técnicas de defensa personal. Ya hemos visto que no sólo sufrimos violencia física y sexual, también sicológica y emocional de manera cotidiana. La obediencia y sumisión en la que se nos educa a las mujeres tiene unos efectos devastadores en la autoestima, que hace que nos culpabilicemos del malestar y la frustración que sentimos en nuestras vidas. Tanto si asumimos estos roles como si intentamos salir de ellos nos sentimos culpables: ahí está la trampa. Este sentimiento provoca actitudes de pasividad-victimismo y bloquea nuestra rabia, necesaria para el cambio.

Ante esta obediencia que anula nuestra autonomía, que nos aísla e impide defendernos, la autodefensa nos sirve de herramienta para avanzar, refuerza nuestra autoestima, nos ayuda a concienciarnos sobre los roles que el sistema nos asigna y nos enseña a reconocer las múltiples maneras en que somos agredidas cotidianamente. Tiene mucho que ver con conseguir una autoestima alta, saber querernos, respetarnos a nosotras mismas, saber poner límites a la gente y no aguantar actitudes machistas.

Ante la violencia cotidiana que sufrimos las mujeres, no podemos quedarnos sentadas esperando que este sistema capitalista y patriarcal o sus representantes directos (jueces, militares, policía, polític@s...) resuelvan estos problemas, cuando es el sistema patriarcal capitalista quien los provoca y estas instituciones quienes las ejercen y la legitiman. Que nos atacan, pues nos defendemos. No podemos delegar nuestra seguridad y nuestras vidas en l@s demás. Para resolver estos problemas sociales es necesario organizarse, apoyarse en las demás, dialogar con el grupo, construir espacios colectivos. La inexistencia de un movimiento feminista fuerte y potente es una de las razones de la regresión y el retroceso actual que se está produciendo en la situación de las mujeres.

¡MUJER, APRENDE A DEFENDERTE!

Jessica Castaño



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