miércoles, 25 de mayo de 2016

Un maltratador JAMÁS será un buen padre

Sólo hay que escuchar durante pocos minutos a mujeres con hijas e hijos que han sufren violencia de género y la han denunciado, para darse cuenta hasta que punto los temas relacionados con el bienestar de estos niños y niñas y los aspectos referidos a la custodia, son muy importantes en la toma de decisiones sobre la denuncia, la búsqueda de protección y la decisión de llevar hasta el final el proceso de salida y de recuperación de la violencia de género. Por desgracia sigue existiendo una creencia social sobre el hecho de que la ruptura matrimonial opera contra el bienestar de los menores, sino que existe un miedo real a la pérdida de la custodia de sus hijos e hijas que cuenta con pocos, pero, lamentablemente, significativos ejemplos derivados, en algunos casos, de malas prácticas en la aplicación de la Ley.

Un hombre que maltrata a una mujer no es un buen padre. Es una de esas verdades como puños si pensamos desde posiciones respetuosas con los derechos de las personas y desde la prevención de la violencia de género y la educación para la igualdad. Sin embargo en la realidad, y especialmente en el ámbito jurídico, no siempre se aplica este criterio como preferente. En muchos casos, las interpretaciones judiciales responden más bien a la idea de que un hombre que maltrata a una mujer, puede seguir cumpliendo adecuadamente sus obligaciones paternas.
Esto es consecuencia directa de que vivimos en un contexto social en el que la violencia masculina, especialmente si está dirigida a su pareja, sigue encontrando comprensión y justificación. Esto, como no puede ser de otra manera, afecta a la definición de las relaciones jurídicas entre mujeres y hombres, y sobretodo, afecta a las resoluciones judiciales en materia de familia y al criterio que utilizan los juzgados para tomar sus decisiones sobre custodia y bienestar de los niños y niñas, incluso en los casos de violencia de género.
Si una tiene suerte y da con un juez o una jueza que entiende que la regla general es que alguien que agrede a su pareja no es un buen padre, existe alguna posibilidad de que se apliquen las medidas cautelares, aunque son muy pocos los casos en los que se produce una suspensión de régimen de visitad. Pero si por el contrario, una cae en un juzgado cuya titular piensa que uno puede insultar, agredir, amenazar, lesionar, etc… a su pareja, sin que esto afecte de forma significativa a su papel de padre, se producen casos tan surrealistas como el que se esta dando actualmente en nuestra ciudad, donde se concede la custodia a un presunto agresor, bajo la argumentación de que tiene mejor horario laboral que la presunta agredida.
El resultado son resoluciones judiciales que desde luego no están basadas en la idea de mantener a los niños y las niñas alejados de la situación de violencia. Resoluciones que se convierten en una fuente inagotable de conflictos familiares, que sólo consiguen afectar el bienestar de los menores,  prolongar la tortura judicial de las mujeres que interponen denuncias por violencia de género, o encerrar en una espiral sin salida a las mujeres que enfrentan las situaciones de violencia sobrevenida en los procesos de divorcio, que no son pocas.
Yo no soy especialista en temas de atención jurídica a mujeres victimas de la violencia de género, pero no hace falta serlo para entender la gravedad de este problema, que hunde sus raíces más profundas en los estereotipos sexistas mas rancios, y que encuentra, muy poca comprensión en el arbitrio judicial.
Por eso, cuando escucho que este tipo de problemas han de arreglarse confiando en el arbitrio judicial, como ciudadana sólo me dan ganas de decir una cosa: Contábamos con su buen juicio y criterio confiando en que sabrían que un hombre que agrede a su pareja no es un buen padre. Esperábamos que entendieran que las relaciones familiares han de estar necesariamente basadas en el pacto y la negociación en condiciones de igualdad entre los cónyuges. No parece que este sea un criterio universal en su ámbito y nos parece muy arriesgado contar con el criterio de profesionales que incluso objetan abiertamente de estos principios básicos. No nos pidan que confiemos en su criterio si algunas personas entre ustedes creen, que el bienestar de los niños y las niñas se defiende manteniendo y, a veces imponiendo, la relación con la persona que ha maltratado a su madre, incluso dándole responsabilidades de custodia en exclusiva. Porque esto está pasando ahora mismo en los juzgados gijoneses. 
Si el criterio judicial sobre las relaciones de familia, especialmente en los casos de violencia de género, no funciona, será necesario darle la orientación adecuada. La dirección no puede ser otra que la de reconocer que un hombre que agrede a su pareja no es un buen padre. Seguramente deberíamos considerar más cosas, pero es un buen comienzo para construir un modelo de relaciones familiares más equilibrado, que reconozca que el respeto a la igualdad en las relaciones de pareja es fundamental para el cumplimiento de las mutuas obligaciones y en relación con sus descendientes.
Además, con la cifra actual de mujeres asesinadas este año que no habían puesto denuncia previa, no podemos permitirnos que el miedo a perder la custodia de sus hijos e hijas sea un elemento disuasorio para las mujeres víctimas. Pero si además queremos trabajar en la dirección adecuada para prevenir la violencia de género en el futuro de la población más joven, no creo que un modelo paterno de un hombre que agrede, sea defendible en ningún caso.
Creo, por tanto, que son muchas las razones que tenemos para apoyar un fortalecimiento, de las recomendaciones ya recogidas en la Ley contra la violencia de género, digan lo que digan las diferentes organizaciones que representan a los operadores jurídicos y judiciales. Una reforma que, desde luego debe apuntar en la dirección de buscar la complicidad de quienes son imprescindibles para su aplicación, pero que no puede olvidarse de los problemas reales que en este momento se derivan de resoluciones concebidas en algunos juzgados de violencia de género y, también, en los de familia. Ejemplos claros de lo que no debe pasar en una sociedad respetuosa con la igualdad, con los derechos de las mujeres y de los niños y las niñas.
Fdo: Jessica Castaño


martes, 17 de mayo de 2016

FUI A LA I MARCHA POR LA IGUALDAD Y CONTRA LA VIOLENCIA DE GENERO DE BIMENES Y ESTO FUE LO QUE VI

Dicen que lo único que necesitas para hacer una revolución feminista es una amiga y el 14 de mayo nos juntamos una abogada, una trabajadora social y una economista.

El ambiente era muy distinto al de otras manifestaciones, tal vez la porque para muchas de las allí presentes  era su primera lucha contra esta lacra social. 

Si algo se palpa en el ambiente en este tipo de concentraciones, por encima de las diferencias entre colectivos, organizadores, la lucha de banderas, los matices en el manifiesto, la eterna lucha entre transfeministas y feministas radicales, las de la segunda, la tercera o incluso las de la cuarta ola, etc. es la unidad. La hermandad en la opresión y en la lucha. Las miles de experiencias compartidas entre mujeres de todo el mundo, todas las violencias sufridas sobre nuestros cuerpos nos son familiares incluso sin conocernos de nada.
Porque no son opresiones individuales, la violencia contra las mujeres no es producto de algunos locos a los que algo muy gordo le ha tenido que pasar para que se le vaya así la cabeza. Las violencias contra las mujeres son sistémicas, con todo un sistema que lo ampara y protege. Que lo normaliza. Porque esa frase que tranquiliza las conciencias de los necios, “si me pasara a mí le dejaría a la primera“, es mentira: porque no hay una “primera”. Porque las primeras señales de peligro están tan normalizadas y tan integradas en la sociedad, que cuando manifiestas tus dudas te tachan de exageradaY contra esa normalización de las conductas que culminan en violencia física, agresiones y maltrato también nos manifestamos. Porque no se puede entender la violencia de género sin el caldo de cultivo en el que crece, sin todas las conductas que la alimentan y disculpan al maltratador, al controlador obsesivo, al celoso patológico, a quien quiere encerrarte, al que considera una muestra de amor infinito decirte si no eres mía no serás de nadie.
No son casos aislados, no son hechos puntuales, no son cuatro locos. Es esta sociedad patriarcal que los ampara, protege, disculpa, y luego se lleva las manos a la cabeza cuando ocurre una desgracia. No morimos: nos matan. 
 
Me encantó ver gente concienciada, y hombres acompañándonos. Empezar a quitarse capas y capas de privilegio masculino arraigadas durante siglos no es tarea fácil, y reconforta ver que allí están, en el proceso. Obviamente, no pudimos evitar pensar cuántos de ellos habrán llegado hasta allí con un compromiso superficial y por estar en contra de la violencia más visible de todas, los asesinatos, y al volver a sus casas con la conciencia tranquila pensando que ya están libres de todo machismo, seguirán tratando como esclavas a sus mujeres, madres, hermanas e hijas. Por algo se empieza, pero no por hacer lo mínimo ya has cumplido.
No pienso no mencionar a todos esos que claman para cuándo un día para erradicar la violencia contra el hombre (omitiendo deliberadamente que esa violencia la ejercen mayoritariamente hombres), o para cuándo un día en contra del maltrato hacia el hombre, o para cuando un día en contra de las denuncias falsas. Quienes pretenden equiparar casos puntuales con violencia sistémica no merecen que les dedique hoy ni un segundo de mi pensamiento.

Fdo: Jessica Castaño
 
 
 

jueves, 12 de mayo de 2016

El sexo no es amor…

El sexo no es amor, pero es igual de respetable. Yo ahora mismo siento que el poliamor es un movimiento marcadamente hipócrita que en alguna de sus variantes hace mucho más mal que bien a nuestra sociedad: donde dice “amor por muchos” debería decir “sexo libre”. Pero claro, la hipocresía social determina que el sexo libre, o el gusto por una vida sexual variada, no sea lamentablemente un valor respetable por sí mismo. De ahí que haya que meter a calzador el término “amor” por doquier, para que a los promiscuos los dejen en paz y se santifique su way of life sin linchamiento de por medio.
La sociedad de mentalidad progresista y liberal nos  pasamos la vida luchando contra esa estereotipación del amor que lo convierte en un modelo idílico imposible tipo Disney, ése del Príncipe Azul para toda la vida y su “fueron felices y comieron perdices”, que tanto mal ha hecho a millones de personas cuando se dieron de bruces con las breves realidades de sus matrimonios “para siempre”. Con lo que nos ha costado superar los fracasos sentimentales que creíamos “amores de por vida”… ¿y ahora nos tenemos que tragar también la disneyficación de la promiscuidad? ¿De verdad para que la sociedad respete que una persona se acueste, responsablemente y de mutuo consentimiento, con quien le dé la real gana hace falta disfrazarlo de “amor por todos”? ¿¿¿Me tengo que creer que están enamorados todos entre sí para respetarlos???
Digo esto, y no porque me imagine escenas sacadas de algún libro del marqués de Sade, mujeres, hombres, queers, trans, todxs fuera de control, desvistiéndose, comiéndose, fornicando unxs con otrxs, sin ningún tapujo. Por supuesto que no!! Yo no hago ningún reproche moral ni preguntas ignorantes que cuestionan desde el morbo, evidentemente desde el statu quo, desde la hegemonía heterosexual. 
Simplemente creo que es todo mucho más fácil. El exceso de hipocresía convierte a la sociedad en un conjunto de personas desnaturalizadas, falsas, fingidoras y, por tanto, que terminarán engendrando un estallido nocivo de todo aquello que reprimen diariamente por dentro. 
Vivamos como queramos, y acostémonos con quien nos dé la gana y nos apetezca, o establezcamos el tipo de familia que nos parezca más adecuado: homosexuales, heterosexuales o asexuales. Pero ¿por qué confundir el deseo sexual con amor y traernos a casa a más de una persona, para embarrarlas a todas con un elemental “lxs quiero por igual”?
 
 
Fdo: Jessica Castaño

viernes, 6 de mayo de 2016

MANIFIESTO

"Desde la Asociación de Mujeres Separadas y Divorciadas de Asturias queremos manifestar: 

Las mujeres de Gijón no se atreven a denunciar a sus agresores. Tras las recomendaciones de todos los agentes sociales y de los poderes públicos, para que las mujeres denuncien las violencias machistas que sobre ellas se ejercen, son muchas las quejas que llegan a esta Asociación por parte de todas  las mujeres víctimas de violencia de género, debido al sentimiento de malestar al sentirse doblemente victimizadas por las actuaciones de la titular de la Jueza del Juzgado de Violencia Contra la Mujer nº 1 de Gijón, que deniega la protección a las mujeres y, sin embargo, ampara, sin límite alguno, los presuntos derechos del maltratador . 
Las mujeres  de Gijón no se atreven a denunciar a sus agresores. Saben que, no solo no van a conseguir la orden de protección que demandan y necesitan, sino que su maltratador va a salir más "poderoso" de ese juzgado y que, además,  van a tener que pasar por el calvario de ver cuestionada su "veracidad" por parte de quién, realmente, tendría que protegerlas.
Las mujeres de Gijón no se atreven a denunciar a sus agresores.
Se están produciendo dilaciones totalmente injustificadas, en cuanto a las medidas civiles, dándose el caso particular de una mujer que acudió demandando protección, contra su maltratador, ante el juzgado de Violencia Contra la Mujer de Gijón, y allí se le arrebató su hijo de poco más de un año, para ponerlo en manos del agresor que, "por supuesto", salió absuelto, y que, habiendo transcurrido más de cinco meses, esta madre aún no ha podido recuperar a su hijo. Motivo este muy alarmante, por si mismo, si tenemos en cuenta que, en cuanto a las medidas civiles, habiendo menores  por el medio, deben resolverse de inmediato para evitar que niñas y niños sufran unas consecuencias de imposible reparación.

Las mujeres de  Gijón no se atreven a denunciar a sus agresores.
La actitud de este juzgado influye, muy negativamente, en el ánimo de las mujeres-víctimas que tienen que denunciar su situación, y en el proceso de recuperación de las mismas.

LAS MUJERES DE GIJÓN TIENE QUE SABER QUE NO ESTÁN SOLAS!!! LAS ASOCIACIONES DE MUJERES ESTAMOS CON VOSOTRAS Y TAMBIÉN DENUNCIAMOS.
MUJER, NO LO DUDES: DENUNCIA. NOSOTRAS TE AYUDAMOS. SOMOS MUCHAS Y, JUNTAS, PODEMOS!!!

TELÉFONOS DE AYUDA GRATUITOS: LLAMA AL 112 o AL 016. TENDRÁS AYUDA E INFORMACIÓN.

Por ello, esta Asociación presenta este manifiesto, ante el Consejo de la Mujer del Instituto Asturiano, ante el Consejo de Mujeres de Gijón y ante todas  las Asociaciones de Mujeres de Asturias para su refrendo y apoyo. A través del mismo queremos denunciar esta situación, ante la sociedad y, elevarlo como queja, ante el Consejo General del Poder Judicial"

Firmado por: Consejo de la Mujer de Gijón (Tertulia Feminista Les Comadres, Forum de Política Feminista, Colectivo Nielda Mujeres por la Salud, Centro de Atención a Víctimas de Agresiones Sexuales y Maltrato (Cavasym), Mujeres con Discapacidad Amdas La Fonte, Mujeres Progresistas Sara Suárez Solís, La Xana, Eva Canel, Mujeres Jóvenes de Asturias, Foro de Mujeres de El Llano y La Xabuguina, así como por las federaciones vecinales de la zona rural y de la urbana, los partidos Foro, PSOE, IU, PP, Ciudadanos, Xixon Si Puede y los sindicatos UGT, CC OO y USO.) La Plataforma Feminista de Asturias (ACAI, Cambalache, CGT Oviedo, Charanga Feminista Xuntes y Revueltes, Compromiso por Asturias, Enredando, EQUO-Muyeres, Iniciativa Comunista d´Asturies, IU de Asturias, Juventudes Comunistas en  Asturias, Repercusión Feminista Tam Tam Bruxes, Milenta, Partido Comunista de Asturias, Suatea, Tríbadas-XEGA, Unión Comarcal de CCOO Oviedo,)La Asociacion de Mujeres Valdés Siglo XXI, La Federación de Mujeres Progresistas (Pura Tomás, Suroccidente y Femenino y Plural), Secretaría de Igualdad de la Agrupación Socialista de Oviedo, y  IU Mieres y Podemos Asturies. La secretaria de Igualdad de CC OO del Nalón. Mujeres individuales ( Marisa Ponga Martos (Concejala de Atención a las Personas e Igualdad del Ayuntamiento de Oviedo), Área de Igualdad de IU Valdés, Asociación Feminista Gafas Moradas de Bilbao. Asociación de Hombres por la Igualdad de Género AHIGE. Muyeres en Llucha CSI. Homes Igualitaris de Catalunya. Liceu de les dones de Castelló. TAMAIA Viure sense violencia. CCOO Asturias. MUJOAS. CARLA VIVE-MAREA SOLIDARIA. Red Solidaridad Popular de Oviedo. Secretaría de Mujer de Gijón de PCA (En nombre de Agrupación de Gijón del PCA)